domingo, 26 de septiembre de 2010

Carta de Alejandro Pedro


Tengo 25 años. El mundo acaba de caerse sobre mi cabeza.

Tu viejo no es tu viejo... me dicen.

¿Cómo? No puede ser.

Tu mamá no es tu mamá... me dicen.

No entiendo nada.

Una pareja, en blanco y negro, una carpeta, cientos de jóvenes, doy vueltas y vueltas, las hojas, las fotos, las caras, vuelvo a la pareja.

Parece que me miran. Sonríen. Son tus padres... me dicen.

Todo da vueltas, y el corazón se estrangula de angustia.

No soy yo, soy otro y no sé quién soy...

Pienso. Sufro. No sé qué es lo primero. Quiero saber. No quiero saber. Sí. No. No sé. Qué sé yo. Quiero volver al auto, los amigos, el estudio, las vacaciones, las chicas, los recuerdos.

Entonces... los recuerdos no son míos, es decir, son pero no son míos, son del que no soy, del otro, del inventado, del apropiado...

No tengo pasado, se acaba de esfumar con la noticia.

Se mezclan las imágenes. Mi infancia, las fotos que pasan como una calesita enloquecida. Estoy mareado. El cumpleaños, las velitas, esa navidad, los regalos. Papá Noel no es los padres. Quién carajo es Papá Noel. Tengo ganas de vomitar. ¿Estoy soñando?

¿Soy hijo de desaparecidos?

Los reyes magos me van a traer unos papás. Y una historia personal que nadie me cambie cuando sea grande. Eso. Quiero eso...

Ya amaneció. Evidentemente no estaba soñando. Necesito huevos. Hay que tener huevos (u ovarios, nena) para seguir adelante. Seguir adelante quiere decir: saber la verdad. Y saber la verdad quiere decir poner todo patas para arriba. O seguir viviendo sumergido en la mentira. Pero si ya viví demasiado tiempo engañado, ahora voy a cambiar la historia, la mía por lo menos.

Era linda mi vieja. Che, me parezco a él. Mira, me parezco bastante. Tengo la sangre de ellos. La sangre está fresca. Me reclama. Me habla la sangre y me dice que estoy vivo y ellos viven en mí.

Carajo, con la sangre. Qué maravilla. No los mataron, no voy a dejar que los sigan matando. Yo los rescato y los resucito, mierda. La memoria de ellos me tira para adelante, eso, para adelante. Soy nuevo como ese brote del árbol que parecía que ya nomás... y sin embargo...

Papá... Mamá... ¡PRESENTES!
http://danielmancuso.blogspot.com/2010/09/alejandro-pedro-el-84.html

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