martes, 13 de octubre de 2009
Comunicación y Democracia
11-10-2009 / Visiones sobre el futuro escenario y los desafíos que plantea la nueva Ley de Medios.
Un nuevo tiempo
Por Luis Lázzaro
Coordinador general del Comfer
El Congreso de la Nación ha inaugurado un nuevo tiempo de la democracia argentina.
Ha puesto fin al oprobio de una ley concebida para el control de las voces y opiniones de los ciudadanos.
Durante estos 26 años se luchó desde todos los sectores para cambiar la historia. Desde el Consejo para la Consolidación de la Democracia, creado por Raúl Alfonsín, hasta diversas propuestas legislativas de peronistas, radicales, socialistas y sectores independientes de izquierda, fueron muchas las voces, muchas las organizaciones, muchos los dirigentes sociales y de la radiodifusión que han luchado por una ley de la democracia. Un lugar destacado corresponde asignarle a la Coalición por una Radiodifusión Democrática que supo articular desde hace más de 5 años la unidad de todos los sectores para construir un núcleo fundacional en que se sustentó esta nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, sólo posible a partir del compromiso y la valentía política de la presidenta Cristina Fernández.
Se han perdido este logro –celebrado por una multitud en la Plaza de los dos Congresos– quienes, integrando partidos y organizaciones que coincidieron con la libertad de expresión y el cambio de la ley en democracia, antepusieron el cálculo político o la subordinación a la dudosa plataforma política del rating o el centimetraje mediático.
Se inicia así una nueva etapa en la cual surgirá un nuevo modelo comunicacional que irá desconcentrando el mapa de medios para establecer un régimen de genuina competencia comercial, que promoverá la diversidad incorporando actores –sociales, públicos y privados–, generando nuevas fuentes de información, construyendo nuevos sentidos sociales y agendas, desarrollando nuevas fuentes de trabajo y oportunidades de producción y expresión de la creatividad de los argentinos y argentinas. La profundización y consolidación de un nuevo modelo de país, y de un nuevo modelo de Estado, así lo requieren.
Una nueva autoridad federal, democrática y pluralista –con control parlamentario y de la oposición– es ahora quien tiene el desafío de conducir estos objetivos políticos hasta su concreción. Para ello, la ley dispone de 30 días para la constitución del Consejo Federal de 38 miembros (incluyendo a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires) que deberá designar a dos de los siete directores de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual; por su parte, el Congreso de la Nación tendrá que integrar la Comisión Bicameral con 8 senadores y 8 diputados, que propondrá a otros tres miembros para la conducción del nuevo organismo. Y quedarán dos lugares más, que deberán ser ocupados por el Ejecutivo. A su vez, tendrá que conformarse la Defensoría del Público, cuyo titular será propuesto por la Comisión Bicameral. Entre sus funciones figuran las de: recibir, canalizar y realizar el seguimiento de consultas, reclamos y denuncias; actuar de oficio judicial o extrajudicialmente; convocar Audiencias Públicas para evaluar el funcionamiento de los medios de comunicación audiovisual.
La democracia y la participación popular en la esfera pública tienen la oportunidad de refundarse desde una nueva construcción simbólica, que deberá ahora reflejar la diversidad cultural, de opiniones e intereses de todos los habitantes del suelo argentino, en lugar de mantener el peligroso derrotero de la homogeneidad de una sola voz, expresión de la concentración mercantil de los ’90. En lugar de la prepotencia hegemónica del discurso destituyente es tiempo de ofrecer a los argentinos la polifonía de voces que enriquece a la democracia.
Planos cortos
Por Lila Luchessi
Profesora e investigadora UBA y Unrn
Dicen todos los manuales de realización audiovisual que los planos cerrados detallan y los abiertos establecen contexto. Eso, que desde hace un tiempo bastante largo parece no interesarle a nadie.
Las coberturas sobre las marchas en favor y en contra de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual están plagadas de planos cortos e inexactitudes.
Entonces, los parámetros cualitativos con los que se mide la información publicada se ven relativizados o directamente suplantados por las necesidades corporativas que se sustentan en el propio interés.
“Muchos”, “pocos”, “miles”, “cientos”, “desde el monumento hasta la Av. Entre Ríos” son algunas de las imprecisiones que se publicaron en torno de las manifestaciones acerca de la sanción de la ley. La falta total de fotos o las hechas a plano cerrado dan cuenta de que –al menos– se trató de detallar más que de contextualizar.
Muy a pesar de esto, el debate –que tardó 26 años en instalarse socialmente– abre una grieta que no tiene vuelta atrás. Las audiencias, frente a una discusión que se hizo pública desde los medios, pero también en blogs, sociedades de fomento, centros culturales, radios barriales, universidades y otros foros de la sociedad civil, accedieron a un ensanchamiento de los marcos con los que forman sus opiniones.
Los conceptos con los que la ciencia de la información trató de entender las operaciones que se realizan en el periodismo para velar las acciones corporativas de las empresas mediáticas, deben ser reformulados ante tanta sinceridad de la obvia. Pero también, las prácticas profesionales que tienden a dicotomizar todos los acontecimientos de la sociedad, simplificando los sucesos para convertirlos en detalles.
Por supuesto que la simplificación es una de las tareas más loables de la actividad periodística. Las narraciones simplificadas permiten la comprensión de problemas complejos por parte de públicos no especializados. Sin embargo, la simplificación de los problemas –presentados “a favor y en contra”, “Blanco/Negro”, “Boca/River”– tiende a desinformar. Frente a estas cuestiones, las miradas de la sociedad respecto de sus medios ya no vuelven al mismo lugar. La caída de la credibilidad de la dirigencia en su conjunto había dejado indemne a los medios y sus profesionales. El fragor de la discusión hizo que también ellos fuesen percibidos como actores en pugna por el liderazgo del poder.
En este contexto, el tratamiento de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual abre escenarios complejos, que dan lugar a la visibilidad de realidades que no son dicotómicas, y permite el ingreso a las pantallas de la verdadera diversidad.
Claro que la ley, en tanto normativa, no tiene una correlación instantánea frente a las prácticas que establecen producciones y consumos culturales.
Es a través de la construcción colectiva, de la puesta en visibilidad de la complejidad de las realidades, de la presencia de actores olvidados que comienzan a aparecer en sitios donde antes no eran bienvenidos, que los encuadres se amplían y, más allá del resultado con que la redacción final y su posterior reglamentación den por cerrado el tema, permite un avance en la discusión acerca de la información, del acceso, de la participación, de la representación política y de las producciones culturales de todos los argentinos. Y eso no es poco.
Taty Almeida
Madre de plaza de mayo. Línea fundadora
Ayer fue un día histórico. Ver esa multitud en la plaza y tanta gente joven me hizo emocionar y pensar que seguramente nuestros hijos hubieran estado allí presentes apoyando esta ley. Es un logro maravilloso que después de tantos años podamos estar disfrutando este momento, que muchos no creíamos llegar a vivir. Estoy muy feliz y orgullosa como mujer de que fue justamente otra mujer valiente la que presentó este proyecto al Congreso. Y lo logramos, logramos la ley para todos los argentinos.
Raúl Rizzo
Actor
La democracia necesitaba un instrumento como es esta ley de servicios audiovisuales. Tiene que haber una instancia mucho más igualitaria, democrática y con posibilidades para que todos los sectores se expresen. Con esta ley se abre un abanico enorme de posibilidades para técnicos, actores, autores, músicos, cineastas, una innumerable cantidad de gente que tendrá la posibilidad de mostrar lo suyo, de expresar sus ideas y de fortalecer la democracia.
Liliana Herrero
Cantante. Compositora
Me parece un gran acontecimiento ya desde la presentación de esta ley. Es fundamental –y deberíamos festejarlo– estar debatiendo temas tan importantes en vísperas de cumplir el Bicentenario del país. Que se discute miserablemente y que hay miserables personas con intereses espurios que discuten estos temas, sin duda, siempre los hubo. Pero lo que yo celebro y festejo es que estemos discutiendo los grandes temas de constitución de este país.
Gustavo Garzón
Actor
Hay muchas voces que no están representadas en los medios hoy, hay modos de pensar que no están representados, y por eso hay que democratizar los medios de comunicación. La única verdad no es la de los dueños de los medios, el pueblo también tiene su verdad. Por eso apoyo esta ley que además protege a los trabajadores de la cultura. Los actores y artistas en general podremos tener espacios resguardados por ley.
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